19/8/10

Capitulo 3


Era ya la última clase, pero esta era la peor, la profesora hacia que una hora pareciese una eternidad. La profesora de filosofía lo único que hacía en clase era balbucear toda la información hacia sus estudiantes (nosotros), eran como olas en el mar que, en lugar de darte un empujón y acercarte más a la orilla, te hunden en un banco de arena dejándote clavado solo con la esperanza de que esas olas cesen para poder liberarte y salir a la orilla por tu cuenta. Miraba el reloj en mi muñeca cada minuto y parecía que no avanzase, ya solo faltaban 5 minutos para las 2 de la tarde, ya casi era hora de salir de la tan aburrida clase, Fiona estaba a mi lado y me paso un papelito que decía “Espérame a la salida”. Ya cuando salimos me quede en la puerta del salón de clase esperando a que Fiona saliese, cuando lo hizo comencé a caminar a su lado - ¿Quieres un aventón?, mi papa me presto el auto, está en el estacionamiento – dijo Fiona muy entusiasta, feliz, supongo que, por que ya había acabado la clase de Filosofía, y aunque sabíamos que era jueves y aun teníamos que asistir a clases el viernes, estábamos felices por haber salido ya de la clase – Ah sí, gracias – Conteste, luego caminamos hacia el estacionamiento mientras hablábamos sobre lo aburrida que había sido la última clase.

Íbamos en el auto de Fiona platicando de un montón de cosas sin relevancia, de pronto un auto nos pasó por el carril izquierdo, el auto era conducido por una anciana y en el lado del ayudante la acompañaba su mascota, un perro que iba muy feliz con la cabeza por fuera de la ventanilla – Siempre me he preguntado por qué los perros adoran sacar la cabeza por la ventanilla – Le dije a Fiona – Hay LT en lo que piensas - - Tengo una idea, lo hare – Han pasado ya dos meses desde que traje a vivir con migo a Paco y me ha estado instruyendo sobre las transformaciones y el control, ya podía transformarme en lo que quisiese cuando quisiera, aunque aún no controlaba perfectamente todo, aun tenia transformaciones repentinas de vez en cuando.

Baje la ventanilla y luego me transforme en un perro, saque la cabeza por la ventanilla y; la sensación era grandiosa, sentir el viento sobre el rostro revoloteando las largas orejas y el pelo, y la lengua sacudiéndose y con la brisa en ella, era algo inigualable ahora entendía por qué a los perros les encantaba hacerlo. Pasamos por unos edificios, luego vuelta a la izquierda, vuelta a la derecha y otros más edificios, de pronto pasamos cerca de un parque, en él había niños jugando, parejas haciendo picnics, ancianos jugando ajedrez, y otras personas más caminando, era lo normal que se veía en un parque, de pronto veo a unos niños jugando con un frisbie y una sensación me atrapo y me controlo, me lance, por la ventanilla, del coche andando y fui a por el frisbie, lo atrape, no pude evitarlo era el instinto canino que no pude controlar, los niños comenzaron a seguirme, yo corrí, di vueltas por ahí y vueltas por haya hasta que se dieron por vencidos, pero ¿Dónde me encontraba?, estaba en medio de la ciudad con personas caminando por todas partes, no podía transformarme a mi forma de humano porque sería visto, así que entre a un callejón, cuando estaba a punto de transformarme, recordé que estaría desnudo y me sería muy difícil pasar desapercibido, así que decidí volver en mi forma canina, ¿qué sería lo peor que pudiese suceder?

Camine varias cuadras, pase por varios callejones, pero en uno de ellos un par de hombres con redes me atraparon y me metieron en una jaula dentro de un camión, la situación era obvia “a la perrera”, no podía transformarme en frente de los hombres, así que espere a que me llevasen a la perrera para tratar de salir de ahí… Me pusieron en una jaula que estaba situada en el segundo nivel de jaulas (había tres niveles de jaulas empalmados, estaban acomodadas como si de casilleros se tratase) luego salieron de la habitación, había muchos perros encerrados, se oían ladridos y gemidos por todos lados, no podía entender lo que dijesen, había dos posibilidades: o no era capaz de comunicarme con los animales en los que estaba convertido, o los ladridos, gemidos y aullidos de los perros no es un lenguaje sino más bien como una forma de expresión, como cuando te golpeas o te machucas pegas un grito, que no significa nada es como la expresión de dolor, pero no era tiempo para preocuparme de eso, tenía cosas más importantes en las que pensar, ¿Cómo saldría de ahí?

Esta era la situación, estaba encerrado en la perrera, había estado un largo tiempo pensando en cómo salir de ahí y esto era lo que había identificado como problemas, ya era de noche (lo sabía porque veía la luz de la luna tan inconfundible filtrarse por una ventanilla que se encontraba arriba de las jaulas de en frente a las que yo me encontraba). Fácilmente pudiese haber sacado la mano de humano por la rendija y quitar el seguro que mantenía la jaula cerrada, pero la jaula era demasiado pequeña como para transformarme en humano (no cabría), Fiona estaría muy preocupada, además tenía que asistir a clases al día siguiente (había faltado en muchas ocasiones a la clase de filosofía y la profesora me había advertido que si faltaba una sola vez mas a clase reprobaría el curso, esto significaría que tendría que asistir a cursos de verano para reponer la clase, y yo había estado planeando pasar las vacaciones de verano con mis padres, que por la distancia y la universidad, tenía mucho tiempo de no convivir con ellos) así que tenía que salir lo más pronto posible. Además si lograba salir de la jaula tendría que pasar por el guardia de seguridad de la perrera…





1 comentario: